Four Roses Fest


Ayer vivimos una jornada intensa en el primer Four Roses Fest. Un evento montado a lo grande en el Palacio de los Deportes de Madrid con 5000 metros cuadrados destinados al evento y una asistencia máxima -por limitaciones de aforo- de 2500 personas, aunque en ningún momento se llegó a esa cifra, sino que anduvo entre unas mil y pico y 2000 personas a lo sumo.

El evento se quedó en fiesta de marca y no llegó a festival de country & western. Esto es, obviamente, estrategia de la marca, o quien sabe si miedo de la marca a crear algo más grande que se le escapase de las manos y que excediera lo que ellos creen que es su territorio. Una de esas decisiones que se toman con más preocupación por los estudios de mercado que por cómo se vive la cultura country & western en realidad.

Podremos estar o no de acuerdo con el cartel del Festival Huercasa pero lo cierto es que, en solo un par de años, ha creado una conexión más cercana del público con la marca, poniendo por delante, en el centro y con respeto, a los artistas y atrayendo a miles de personas a Riaza, Soria, que no está precisamente en el centro de Madrid como la fiesta Four Roses.

Con esto digo, que menos miedos y más country & western. Porque es cierto, la música country, bluegrass, western es el territorio natural de Four Roses. De hecho a mi me resulta curioso o triste como diversas marcas americanas o con reminiscencias originales americanas prefieren competir a brazo partido en territorios hipsters, modernillos, rock, etc. cuando tienen el terreno allanado y vírgen en el ámbito de las esencias originales americanas, ahora en alza en nuestro país. Y lo original, como Four Roses, es siempre auténtico y atractivo. Buen olfato, por tanto, el de Four Roses por hallar este nuevo mercado. Posiblemente al llegar al umbral de este vasto territorio que empieza a desarrollarse en España hayan alucinado con el éxito de público. Pero este territorio tiene unas reglas y unos colonos que lo habitaban antes que la marca asomase sus cuatro rosas y que merecen ser tomados en cuenta en sus diversas variantes. Por tanto no hagamos una fiesta-poblado a lo Spaguetti Western. Llevemos la fiesta al origen, a las esencias, a la destilería, al granero, al rancho, a las montañas de Kentucky...

Por ejemplo, no había ni un puesto donde comprar un triste sombrero, una hebilla o una bandana como los que lucían los line dancers. Un error. A la gente le mola la estética country & western. Demos facilidades para que puedan integrarse en el espíritu de la fiesta.

Las actuaciones. Me choca que alguien que tiene presupuesto para alquilar el Palacio de los Deportes no haya pensado en una o más bandas country internacional de renombre para que el Four Roses fest sea un festival en condiciones. Porque esta música no necesita un palacio. En Madrid hay muchas instalaciones más adecuadas y más económicas que hubieran propiciado un mayor éxito sin escatimar en la música. Los artistas, de aquí y de fuera merecen mucho la pena. En serio.

Clan Makeihan

El escaso line up,con el Clan Makeihan con dos actuaciones planificadas y la Folsom Prison Band -grupos muy activos en el panorama local- cumplieron con su objetivo: entretener y divertir al personal. La Folsom está saliendo del ámbito de la cover band, con nuevos temas propios y nos alegramos por ello. De hecho, Dani, su cantante, nos contaba que a partir de noviembre van a realizar un parón para volcarse en la finalización y el lanzamiento de su esperado primer disco.

Folsom Prison Band

Pero dicho esto, echamos de menos más country, más bluegrass y, sobre todo, una actuación internacional que entroncase con la esencia de la marca. Se me ocurre a bote pronto alguna stringband como los Hackensaw Boys https://youtu.be/N35O8xOTpBk, Pokey La Farge https://youtu.be/ikc_8WqbXsc o JP Harris https://youtu.be/RseFrWfeTWc, viejos conocidos del público español y garantía de éxito. O alguna más de las innumerables bandas españolas: Chisum Cattle Co., Alex T ands His Hot Saddle Band, The Barroom Buddies, Dusty Roads, Dead Bronco, Moonshine Wagon -que, por cierto, actúan en Madrid el 26 de octubre de la mano de la KWC Americana-, y que me disculpen las demás por no citarlas.

Un gran evento que incluía atracciones como photocall vaquero, empuje de barriles, toro mecánico, lanzamiento de herradura, cuatro joyas automovilísticas sobre ruedas del MAC, el Madrid American Car, abundantes sitios para sentarse y descansar, y puestos ambulantes de comida y bebida. Ah! y solo se podía beber Four Roses y refrescos. Chocante, pero en buena medida es algo lógico. Así que nos dimos un homenaje ya que la invitación incluía una consumición gratis. Buena promoción y buena organización. Y si la próxima vez pinchasen auténtica música country y no nashpop sería la pera.


Pero sin duda, la estrella de la fiesta fue el line dance de la mano de la Asociación de Country y Line Dance de Madrid y el grupo Country Sierra. Allí estuvieron Xavi Barrera y Emilio Cañizares como instructores y un mar de sombreros vaqueros siguiendo los work shops y bailes. Supieron hacerse con el protagonismo del evento. Bien por ellos y bonito espectáculo.



En definitiva, más luces que sombras en el Four Roses Fest, pero las sombras habría que clarificarlas para decidir en qué se quiere convertir el Four Roses fest, si en una simple fiesta de marca, una curiosidad para tomarse un bourbon gratis, o en un auténtico festival que enganche, que defina una esencia y un territorio culturales propios, que reúna un cartel de música y baile potente, que cree branding, engagement y mono de festival y que acoja esta nueva esencia con naturalidad y menos corsés marquistas.

Nos alegraría que así fuera, por el bourbon Four Roses que ganaría en autenticidad y credibilidad y por la cultura country & western, que necesita de un gran apoyo así para seguir en la senda del crecimiento.

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